lunes, 13 de agosto de 2012

Esperar para recibir lo que esperamos.


El ser humano se pasa la vida esperando. No acabo de descubrir una gran verdad, ni de pronunciar una frase que todos sabemos, pero así es.

            Hay muchos tipos de esperas, pero al tratarse de tal palabra indica que nos dirige hacia algo que tenemos que soportar, que aguantar, y por lo tanto no estamos dispuestos a aceptar.

            La espera cambia según el contexto, y por supuesto dependiendo del fin, a la vez que es limitada.

            Con estas simples definiciones se podría llegar a la conclusión de que los seres humanos somos un poco egoístas, pero a la vez somos pacientes y nos disponemos a soportar la carga de la espera con tal de conseguir lo que esperamos.

Dependiendo de lo que nos disponemos a obtener tras hacer el sacrificio, esto tiene un límite temporal. Puede que nos pasemos la vida esperando la recompensa y al final nunca llegue, es entonces cuando nos ha tocado esperar equivocadamente, hemos decidido esperar algo que verdaderamente no estaba ahí, y que si alguna vez estuvo fue solo por nuestro empeño de conseguirlo.

La mitad de nuestra vida se nos pasa durmiendo y esperando. Si recapacitamos en los minutos del día que dedicamos a esperar para que llegue la hora de cualquier cosa, son muchos minutos que desaprovechamos. 

Esperamos para comer, esperamos para coger el tren o el autobús, esperamos en las cientos de colas de los cientos lugares que visitamos, esperamos para que llegue la hora de llamar por teléfono porque la tarifa es más barata, esperamos y esperamos durante todo el día e incluso la noche, esperando la hora para ir a dormir porque puede ser demasiado temprano.

         Así somos nosotros seres llenos de esperanza, esperanza que es muy similar a la de esperar, incluso me atrevo a decir que provienen de la misma raíz. Somos seres esperanzadores, a veces lo damos todo por obtener un poquito de ese fin, ya que la sensación que provoca en nosotros es de un gran bienestar y fortaleza que nos hace sentir poderosos.

           Existen otros tipos de esperas que  van más allá del día a día, son esas esperas que no nos importa sufrir por algunas personas, son aquellas que de verdad merecen la pena, siempre y cuando no nos decepcionen en el transcurso de ese tiempo.

            Es un sentimiento muy especial y  muy satisfactorio el que obtenemos con la recompensa de esperar por alguna persona, y más aún si deseamos todo su bienestar, aunque tratándose de temas de corazón y sentimientos profundos hacia otra persona nos da una buena dosis de adrenalina, que hace que nos enganchemos a ella.

            La espera puede llevarnos al límite de la desesperación, y por ello hacemos cosas que ni siquiera imaginábamos que podríamos llegar hacer sólo por el hecho de disminuir el tiempo de espera y conseguir cuanto antes la recompensa. Nos desesperamos ante diversas situaciones y es cuando aprendemos a ser pacientes y vemos que todo llega a su tiempo, que puede tardar más o menos, pero al final las cosas llegan.

            Todo ello tiene un límite, no estamos dispuestos a esperar una eternidad, la mayoría de las veces nos cansamos de esperar y abandonamos. Vemos que ese fin no llega y es cuando aparece la desesperación junto a la desilusión seguida de la decepción.

Para ello existen dos  frases muy certeras que deberíamos tener en cuenta:

“Quien espera desespera”

“Para recibir, primero hay que dar”

viernes, 3 de agosto de 2012

I feel like a Cat


I FEEL LIKE A CAT. 


Hoy escribo por esos momentos en los que me gustaría ser otra persona, o mejor dicho otra cosa, aunque en este caso como un animal.

      Hay veces que me gusta ser el centro de atención, me gusta que me cuiden, que me mimen y que estén pendientes de mí. 

        Otras muchas veces me gusta pasar desapercibida, me gusta estar sola, que no me pregunten por cualquier cosa, me gusta disfrutar del silencio y de hacer cualquier cosa que no tenga sentido.

        Me gusta el sol, el calor, quedarme mirando las nubes, o el paisaje que tantas veces he visto, me gusta pensar sobre nada.

      Soy tan dependiente como independiente, tanto me gusta estar sola, como estar rodeada de gente, con la cual me siento cómoda, necesito constantemente sentirlos conmigo.

       Es por ello que me sienteo tan identificada con un gato, son caseros como yo, pero son libres, les gusta el aire libre, la naturaleza, son cariñosos y juguetones, son frioleros y fieles aunque mucha gente no lo crea.

          Dan mucho cariño y tienes que estar pendiente de ellos  lo necesario y lo justo. Hacen que con el tiempo te encariñes de ellos y te hagan sentir en compañía.

          Son bonitos y tienen unos ojos envidiables, y ven mejor de noche que de día. Es cierto que suelen ser miedosos y que ante situaciones violentas huyen del peligro, pero siempre harán algo para que te des cuenta de que pase algo.
                 

           Lo que más les envidio es como se mueven y cómo caminan con esa elegancia, y sobre todo que siempre caen de pie.
                              
                                 
                                       I´m the Cat you see.